¿Se había parado a pensar alguna vez la importancia que el desarrollo del dedo pulgar tuvo en la evolución de nuestra especie? Los científicos creen que junto con la capacidad para andar sobre dos pies, marca la diferencia cuantitativa y cualitativa entre un primate y un humano. Tener un dedo pulgar más largo y una palma de la mano más corta permite construir herramientas, pero también desempeñar tareas que requieran cierta habilidad como pasar la página de un libro, abrir la bolsa de plástico en el supermercado cuando la cajera le apremia impaciente o atrapar las monedas que el empleado del banco deposita sobre el mostrador.
Mírese las manos. Y aunque hoy por una mala suerte le faltaran los pulgares que costaron quizás millones de años conseguir en la andadura del hombre, aún podría atinar con el botón de apagado del mando a distancia. Incluso podría hasta levantarse, dar dos pasos, inclinarse unos cuarenta y cinco grados y… encontrarse con un poco de silencio.
Con un poco de silencio y con mucho tiempo. Eso que compraríamos casi todos si pudiéramos.
Entonces quizás seleccione lo que de verdad le interesa y apague el televisor después como hace con el horno cuando ha terminado de asar el pollo. Esto es darle un uso racional.
Por si quiere saber cómo lo han enfocado otros, el escritor estadounidense Jerry Mander le da Cuatro buenas razones para eliminar la televisión. Pero si cuatro le parecen pocas, Claudina Navarro y Manuel Núñez publicaron en la editorial Integral, 365 ideas para vivir sin televisión.